
Son muchos los estudios científicos que nos hablan en la actualidad de la monogamia y la tendencia de las personas a comportarse en sentido contrario. La realidad es que originariamente el ser humano no era monógamo, así que la pregunta es ¿tiene sentido seguir siéndolo en la actualidad?
Seguramente, a estas alturas te estarás preguntando cómo hemos llegado en la sociedad actual a interiorizar esta estructura de convivencia. La respuesta no es simple; de hecho, biólogos y antropólogos realizan todavía estudios sobre los factores que influyeron para llegar a la monogamia.
No todas las sociedades existentes en el mundo son monógamas. Según Roger Rubin, profesor de la Universidad de Maryland, del total de 238 sociedades existentes en la actualidad en todo el mundo, únicamente 43 lo son. Parece sorprendente, pero la clave está en que el número de integrantes de las monógamas es mucho mayor que el de las otras sociedades.
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Antecedentes biológicos y antropológicos de la monogamia

Según distintos investigadores, entre ellos Arcadi Navarro de la Universidad Pompeu Fabra, el origen de la monogamia es múltiple y responde a una evolución convergente. Esto quiere decir que fueron varios los factores biológicos que determinaron este comportamiento humano en su origen:
Para David P. Barash existe una gran cantidad de evidencias de carácter biológico, antropológico y primatológico que demuestran la tendencia natural de los humanos a tener múltiples compañeros sexuales. Por lo tanto, la evidencia muestra que la monogamia no es la tendencia natural o normal del ser humano.
Según este investigador, solo un 3 % de los mamíferos son monógamos y mantienen una serie de reglas que definen este estilo de relación: cohabitación de la hembra y el macho, agresión a miembros que no son familiares, atención de ambos miembros a la cría, reproducción regulada a nivel social y prevención del incesto.
Owen Lovejoy, paleontólogo, observa que un ancestro del hombre, el ardipithecus ramidus, se irguió y entendió la ventaja de andar de pie para tener las manos libres y llevar el alimento a la hembra. En este momento disminuye la lucha de los homínidos por el apareamiento, ya que la hembra prefería al macho sustentador por encima del macho alfa.
La conducta anterior también propició la desaparición de una espina de queratina en el pene del macho, lo que disminuyó la sensibilidad e incrementó la duración del coito. Al alargarse el proceso de la cópula se favorece la creación de un vínculo afectivo más estable en la pareja.
Factores que han propiciado la sociedad monógama

La monogamia es producto de distintos factores que se dieron en la sociedad de forma escalonada y que acabaron conformando el modelo de relación actual.
Factores sociales
La sexualidad ha transformado sus prácticas a lo largo de la historia. Parece que el origen del cambio de sociedad polígama a monógama fue la aparición de la agricultura, la ganadería y la propiedad privada, cuando surge la necesidad de garantizar la continuidad del patrimonio familiar.
De esta manera, se implanta también el patriarcado y se fomenta la autoridad de la figura masculina ligado al concepto de exclusividad. La sexualidad adquiere un doble significado: como fin reproductivo, aceptada dentro del matrimonio, o como placer únicamente tolerado socialmente para el hombre.
Factores religiosos
Con la llegada de la religión y el judaísmo, la transformación en las relaciones sexuales continúa su curso. Las conductas sexuales que se consideran apropiadas se regulan en el Antiguo Testamento y quedan afianzadas en el matrimonio.
En origen, la única finalidad del matrimonio era garantizar la descendencia, por lo que se permitía a los hombres casarse con varias mujeres pero no al contrario. Si la mujer mantenía relaciones fuera del matrimonio era apedreada. Un ejemplo es el caso del Rey Salomón, que según cuenta la historia tuvo 700 esposas y 300 concubinas.
Por supuesto, no todas las sociedades evolucionaron de la misma manera. Por ejemplo, en la cultura egipcia, se permitía el incesto y como ritual de iniciación se practicaba la circuncisión a los varones.
Las sociedades griegas, por su parte, toleraban la homosexualidad entre hombres, mientras que las mujeres eran consideradas únicamente como portadoras de hijos.
Al entrar en la Edad Media, la iglesia ve consolidado su poder, se equipara la teología a la ley y esta adquiere el poder de declarar como única unión válida el matrimonio monógamo. Además, declara el instinto sexual como una práctica contraria a la doctrina y demoníaca.
Cambios sociales sobre patrones relacionales
Todas las transformaciones que se han sucedido hasta nuestros días dan como resultado la concepción actual de la monogamia y la sexualidad humana. Por lo tanto, analizando todos estos hechos podemos entender que la monogamia no es la práctica natural humana según la biología.
La realidad es que centrándonos en los estudios mencionados, la monogamia fue únicamente una forma de establecer el orden social y las jerarquías para garantizar la transmisión de valores a la descendencia, pero ahora se ha transformado en una forma de satisfacer las necesidades afectivas y sexuales que mantiene el sentido de propiedad impuesto históricamente.
Son sobre todo los movimientos feministas en la actualidad los que se plantean su legitimidad como única forma de relación de pareja aceptada socialmente. Haciendo una crítica a su origen en el patriarcado y buscando formas actuales y renovadas de relacionarse, como los modelos de relaciones abiertas. Es fundamental que dichas relaciones primen el respeto a la autonomía corporal de ambas partes y el amor propio.
Por su parte, sus defensores mantienen que la monogamia no es solo un medio de satisfacer las necesidades reproductivas o sexuales, sino también las necesidades emocionales humanas y de cuidado de los hijos, de un modo que no es posible lograr en la poligamia.
Muchas parejas actuales, tras informarse de qué es la monogamia, se plantean el cambio a otro tipo de estructura. Esto quiere decir que la sociedad nunca deja de evolucionar.
Bibliografía:
- Barash, David, P. y Lipton, Judith, E. (2003). El mito de la monogamia; la fidelidad y la infidelidad en los animales y en las personas. Ed. Siglo XXI de España Editores, S.A.
- Vera-Gamboa, L. (1998). «Historia de la sexualidad», Rev Biomed.