
El amor y, más concretamente, las formas de amar están en constante evolución. Así sucede con el denominado amor platónico, que tiene sus orígenes en el siglo XV.
Fue el filósofo florentino Marsilio Ficino quien lo usó por primera vez como sinónimo de otra expresión similar: “amor socrático”.
Ambas expresiones hacen referencia a un sentimiento centrado en aspectos profundos como pueden ser la belleza del carácter y la inteligencia de una persona de manera idealizada.
¿Cómo era el amor según Platón?
Cuando nos preguntamos qué es el amor platónico, estamos haciéndonos realmente la pregunta de cómo lo concebía el filósofo griego.
Según su obra El banquete, para él era un sentimiento esencialmente puro y desprovisto de pasiones, ya que las considera ciegas, falsas y efímeras. De acuerdo con esta concepción del autor, el amor platónico debe estar basado en la virtud de la persona y no en su aspecto.
Esta idea se reafirma en un estudio realizado en la Universidad Complutense de Madrid por Manuel Cruz Ortiz de Landázuri:
¿Es el concepto platónico del amor intelectualista? Eros como impulso contemplativo y desiderativo en Platón.
Platón también creó una hipótesis muy interesante para el tema, “la teoría del mundo de las ideas”. En ella apuntaba que el mundo real es una copia de otro en el que todos somos perfectos y, por lo tanto, el mundo real sería una copia imperfecta del mundo de las ideas.
Esta idea viene a reforzar su concepto del amor, que también sería perfecto en el mundo de las ideas y una copia imperfecta en el mundo real.
¿Qué se entiende por amor platónico en la actualidad?

Este concepto ha ido cambiando y nada se parece a la idea que tenía Platón. Cuando hablamos de forma coloquial de este concepto, generalmente por desconocimiento de su significado real, nos referimos a algo que resulta inalcanzable por cualquier motivo y que se ha idealizado.
Hace referencia a un sentimiento que debido a ciertas circunstancias no se puede materializar en una relación. Por lo general, puede ocurrir incluso que no exista ningún interés físico, pero aun así, para muchas personas puede ser más satisfactorio que el real.
Después de los filósofos griegos han sido muchos los escritores que a lo largo de la historia han escrito sobre amores imposibles y trágicos, potenciando esta idea desvirtualizada y equívoca. La tradición y la sociedad hicieron el resto para que llegara hasta nuestros días con esas connotaciones negativas que tan poco tienen que ver con su significado original.
Claves para entender el amor platónico verdadero
Si algo dejó claro Platón es que va más allá de las virtudes de un sentimiento afectivo normal. Aunque la historia ha deformado su significado hasta darle connotaciones de ser imposible por distintos motivos, la verdad es completamente diferente.
A continuación, vamos a describir las tres claves para identificarlo.
Sin celos
Platón aceptó que es una de las virtudes más importantes y poderosas con las que cuenta el ser humano. Teniendo en cuenta que él buscaba siempre mejorar el mundo con su filosofía, no podía de ninguna manera considerar que este sentimiento fuera celoso.
Esta característica, para él, lo privaría de su áurea especial. Es sorprendente que no solo es Platón el que manifiesta esto, sino que todos los filósofos de su época compartían esta visión a pesar de tener tendencias filosóficas diferentes.
Pero no hay que entenderlo mal. Esto no quiere decir que las relaciones abiertas sean una característica del amor platónico, ni mucho menos. Eso lo dejamos a la elección de cada uno.
Quiere decir que no tiene sentido de la posesión, ama la esencia misma de la persona sabiendo que es un ser único con poder de decisión. No se condiciona el sentimiento a una determinada actitud del ser querido, ya que es incondicional, esté o no a nuestro lado.
El deseo por la belleza de las almas
El amor por las cosas ha existido siempre, es banal y sin arraigo interior, por lo que en nada se parece al que describen Sócrates y Platón.
El aspecto físico, la ropa, las joyas… Nada tienen que ver con él. Según el diálogo de los filósofos, se basa en la belleza que encierran las almas. Para ellos, el físico o lo pasional es terrenal, donde la virtud es la esencia misma de la persona, independientemente de aspectos externos.
Si sientes que amarías a esa persona por encima de todo, independientemente de su aspecto físico y piensas que es un sentimiento que no envejece, enhorabuena, estás sintiendo amor platónico.
No termina jamás

Es verdad que es algo que cambia de forma. Un sentimiento volátil que no se vive ni se siente de la misma manera al principio que pasados unos años. Pero este tipo de amor es como la energía, según Antoine Lavoiser: “no se crea ni se destruye, solo se transforma”.
Este modo de querer dura para siempre, a pesar de los años, de distanciamientos o incluso de rupturas. Siempre se siente y nunca se olvida, aunque continúes con tu vida amorosa al lado de otra persona.
Si el que tú sientes cumple los tres puntos anteriores, estás ante un amor verdaderamente platónico. Sobrevivirá al paso del tiempo sin perder su verdadera esencia y simplemente se transformará cuando sea necesario, sin desaparecer.
Estás de enhorabuena si es correspondido, ya que puede ser para toda la vida. Si, por el contrario, la persona amada no forma parte activa de tu vida, debes tener en cuenta que siempre contará como alguien especial para ti, aunque no es imposible tener una relación con otra persona.
No estás siendo infiel a tus emociones, ni mucho menos. Únicamente serán dos relaciones distintas que se pueden complementar. Tener un amor platónico no implica que solo tengas ojos para esa persona, ya que existen muchos tipos diferentes del mismo que pueden ser complementarios. Recuerda que es un sentimiento que siempre suma.
Bibliografía:
- Platón (1993). El banquete. Madrid: Alianza
- Spielvogel, Jackson (2003). Civilizaciones de Occidente, Vol. «A». Thomson Editores
- García Calvo, Agustín (1984). El amor y los 2 sexos. Del tiempo de amor y olvido. Zamora: Editorial Lucina