Probablemente, no es la primera vez que oyes o lees el término parafilias. Sin embargo, en esta entrada queremos explicarte exactamente en qué consisten, cuáles son sus características y causas, y cuándo pueden resultar peligrosas. Pero para todo esto, debemos empezar por el principio: explicar las parafilias y qué son.
¿Qué son las parafilias?
La parafilia es un patrón de conducta sexual que se caracteriza por la excitación ante determinadas situaciones, objetos, actividades o individuos atípicos. Resulta complicado establecer los límites que demarcan un interés sexual inusual de una parafilia e, incluso, hay debate sobre si algunas de las que se incluyen en este diagnóstico son realmente parafilias.
Es muy importante tener en cuenta el contexto histórico y cultural, ya que lo que en otras épocas se consideraba una perversión (nombre con el que eran denominadas las parafilias hasta 1987), hoy en día no lo es. Como ejemplo, podemos citar el sexo oral o la masturbación. Esto hace que sea complicado instaurar una enumeración definitiva de las parafilias.
Es necesario puntualizar que la práctica de ciertas conductas sexuales poco comunes no implica que exista una parafilia. Para que se considere como tal, debe cumplir con las condiciones de las parafilias:
- Son inusuales (no están contempladas en una cultura);
- Son de carácter sexual;
- Se realizan de forma impulsiva;
- Son repetitivas, el individuo necesita volver a efectuarlas cada vez que puede de forma exagerada o compulsiva;
- Pueden tratarse de una parafilia exclusiva o combinada con otras parafilias;
- Tienen un fuerte componente ansioso.
Causas de las parafilias
No se sabe con certeza cuáles son las causas de este trastorno. El sexólogo Magnus Hirschfeld establece que el magnetismo sexual se basa en diferentes estímulos del medio, los cuales pueden incluir no solo aspectos físicos del individuo, sino también objetos. Sin embargo, el fetiche se convierte en patológico cuando se sobrevalora uno de estos objetos individuales.
Por otro lado, muchos psicólogos creen que el deseo parafílico se basa en la repetición de un hábito sexual que apareció a una edad temprana, mientras que otros sugieren que se trata de un comportamiento aprendido.
Estas hipótesis, aunque distintas entre sí, tienen un nexo: la creencia del papel que puede desempeñar un evento traumático en el desarrollo de la sexualidad. Este tipo de sucesos puede contribuir a la aparición en el futuro de patrones sexuales con características patológicas. Asimismo, aquí te mostramos otras posibles causas:
- Antecedentes de abuso sexual y maltrato.
- Conflictos familiares frecuentes o ausencia de uno de los progenitores.
- Trastornos como la ansiedad y la depresión.
- Factores físicos como un desequilibrio en la actividad de los neurotransmisores del cerebro.
- Enfermedades o traumatismos que hayan podido afectar a la parte cerebral que controla la conducta sexual.
¿Sabes cuáles son las más frecuentes?
Si bien es cierto que existen muchas más, en este punto queremos mostrarte las parafilias más habituales:
Exhibicionismo:
Consiste en obtener placer al mostrar las partes íntimas a desconocidos, por sorpresa. Esta práctica implica un delito, y es más habitual en hombres que en mujeres. En ocasiones se relaciona con el hecho de haberse criado en un ambiente excesivamente estricto.
Fetichismo:
Son aquellas fantasías y preferencias sexuales que requieren el uso de un objeto inanimado o una parte del cuerpo, normalmente no considerada erótica. Los artículos más comunes implicados en estas prácticas son la lencería, los zapatos o el cuero, entre otros muchos. Esta es probablemente la más frecuente, hasta el punto de que existen numerosas webs donde adquirir productos para satisfacerla.
Frotismo:
Se trata de rozar los genitales de una persona desconocida, sin su consentimiento. Por este motivo, puede constituir un delito. También es más frecuente en hombres que en mujeres.
Sadismo:
El sadismo implica la realización de actos en los que el individuo obtiene excitación sexual al causar daño físico o psicológico a otra persona.
Masoquismo:
Estas personas sienten placer en situaciones en las que se sienten humilladas, tanto física como psicológicamente. Algunas prácticas corrientes son los golpes, la sumisión o los abusos verbales.
Voyerismo:
Supone disfrutar sexualmente al observar a una persona desnuda, en alguna actitud erótica o manteniendo relaciones. Muchas veces sin que esta sea consciente de ello. Implica premeditación y también puede constituir un delito.
Zoofilia:
La persona fantasea con la idea de tener sexo con animales y puede incluso llevarlo a cabo. Suele darse con mayor frecuencia en el ámbito rural.
¿Qué tratamientos pueden ser útiles?
El tratamiento de estos trastornos tiene en cuenta los aspectos biológicos, psíquicos y sociales del sujeto, y suele tener un enfoque multidisciplinar. En algunos casos, puede ser necesario recurrir a psicofármacos.
Por otra parte, debes saber que la psicoterapia es imprescindible para que la persona logre controlar sus impulsos y pueda modificar sus pensamientos y conducta. Muchas veces, bajo estos comportamientos se encuentran emociones negativas y dañinas que el sujeto no es capaz de reconocer.
En definitiva, en el tratamiento de las parafilias y sus tipos, el terapeuta deberá ahondar en aquellos elementos que ponen en marcha el mecanismo de los impulsos parafílicos, así como el proceso mental que lleva a la persona a asociar el objeto de la parafilia con emociones eróticas.
La tristeza, la culpa o la baja autoestima pueden estar detrás de estas tendencias y la psicoterapia se centra en poder reconocer estos sentimientos y aprender a gestionarlos.
Entonces, ¿son malas las parafilias? Sin duda, estamos ante un concepto un tanto subjetivo, pero cabe decir que muchas de ellas son totalmente inofensivas.
La excepción siempre será aquella parafilia que genera daños físicos, psíquicos o ambos en los participantes. También aquella en la que alguno de los involucrados no tenga capacidad de elección o no haya otorgado su consentimiento.
En cualquier caso, si tienes alguna de estas parafilias y consideras que interfiere en tu rutina o relaciones, acude a un especialista para que haga un análisis de tu situación y trace un plan de terapia efectivo para ayudarte.
Bibliografía:
- Farré, J. M. y Lasheras, M. G. (2000): «Trastornos de la inclinación sexual. Del estigma a la clínica: las parafilias», en Tratado de psiquiatría. Arán.
- Heredia, F. (2006): «Parafilias: aproximación conceptual, histórica y médico legal», en Anales de psiquiatría, 22.
- Rodríguez López, T. y Salgueiro Labrador, R. (2020): «Parafilias: consideraciones clínicas y médico legales», en Revista de Ciencias Médicas de Pinar del Río.